viernes, 4 de marzo de 2011

Derecho a hacer el derecho que me gusta.

Desde que era muy chico me convencía la idea de estudiar lo que estoy estudiando hoy: abogacía. Al principio lo que me atraía era la idea de hacer papeles y tener una oficina, más adelante el espíritu justiciero y rebelde de muchos adolescentes. Hoy, mi personalidad cuestionadora, y ese espíritu de justiciero que creo aún vive en mí, pero lo cierto es que por una u otra cosa, siempre estuve convencido de que la abogacía iba a ser mi medio de vida.
Hace unos días rendí un final precisamente de la carrera, para el cual había preparado un trabajo sobre Ideología y Utopía que tenía que defender (cuyo momento esperaba con muchas ganas), pero cuando me enfrenté al profesor de la cátedra, hablé muy poco de mi trabajo, y bastante sobre cosas que me dejaron pensando. El señor me dijo que le sorprendía que estudie abogacía, siendo que en mi trabajo se notaba que era una persona cuestionadora y rebelde, cuando como abogado iba a tener que sujetarme a un orden ideológico impuesto, y que para desarrollar y explotar al máximo ese rasgo de mi personalidad, debía estudiar filosofía, lugar donde mediante la famosa "pregunta filosófica" iba a poder pensar al máximo los pormenores y las contradicciones de nuestro mundo contemporáneo. Lo cierto es que (fiel a mi personalidad), reconocí que tenía razón en una parte, pero también le dije que existía otra manera de entender al derecho, que no tenía precisamente que ver con aceptar el orden impuesto. Su respuesta fue que de ese derecho no se vive. Nuevamente tenía razón. Se hicieron las 17, y López me dio la nota y me fui, pero me quedé con muchas cuestiones que pensar.
Yo no empecé a estudiar derecho para aceptar un orden establecido, defenderlo a rajatabla y para ser un títere del sistema. Tal vez para sobrevivir de la abogacía algo de eso haya, pero no tengo duda que habiendo tanta desnutrición infantil, con la cantidad de abortos que existen, los abandonos de niños que suceden día a día, la violencia de género cada vez mayor, los golpes a niños inocentes, las burlas y mentiras del gobierno a sus ciudadanos, siendo que cada vez hay más asesinos que matan a sangre fría, habiendo tanta gente inocente pagando culpas ajenas, YO TENGO DERECHO A HACER EL DERECHO QUE ME GUSTA, aunque el día de mañana no viva de él. No tengo dudas de que voy a aportar mi grano de arena, por pequeño que sea, para que la justicia de este país y este mundo sea por lo menos, una mínima parte mejor, porque hay algo que nadie jamás me va a sacar, y eso son mis ideales. Poder trabajar por alguna de esas causas (y muchas otras más) no me va a dar de plata ni me va a dar de comer físicamente, pero me va a alimentar el alma, algo que el derecho como orden impuesto jamás va a lograr.

1 comentario:

  1. Porque hay algo que nadie jamás me va a sacar, y eso son mis ideales.
    Frase que encierra todo, simplemente excelente y como es de saber, coincido plenamente, y vamos a ser dos los pobres fisicos y ricos de alma, quedate tranquilo :)

    ResponderEliminar

Gracias...

... por compartir este espacio conmigo.